Brillo en las miradas: una contracrónica del #HackCampIAAP, vía @rafacamu

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Sevilla, 21 de junio. El parte meteorológico dice que estamos en una ola de calor, y el calendario que la primavera se acaba y llega el verano. La ciudad hierve, pero no sólo por la tiranía del mercurio. Cerca del río, unas decenas de personas tienen concertada una cita de tres días. Ese foco desprenderá más calor más que un sofocante aire recalentado por el sol e impregnado de humedad.

Varias decenas de funcionarios de la Junta de Andalucía y un grupo de ciudadanos han sido convocados por el Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP) y ZEMOS98 para participar en una dinámica de trabajo para co-diseñar soluciones a seis retos de la Administración, en un evento de tres días llamado #HackCampIAAP. Era una parada obligada para #InnovacionOnTour y aceptamos ilusionados la invitación para estar allí. Sinceramente, era tan seductora la iniciativa que nos habríamos autoinvitado de ser necesario.

Las crónicas periodísticas dirán que fueron más de sesenta participantes, pero allí resplandecían los ojos de más de ochenta personas implicadas directamente en el proyecto, entre participantes, facilitadores, grupo de expertos y equipo motor. Dirán también que trabajaron conjuntamente durante dos días y que el tercero se presentaron los resultados de sus trabajos tras presenciar la incisiva ponencia de un troyano público. No dirán, seguramente, que los horarios se alargaron y que las sinergias se multiplicaron. Que la implicación quitó horas de sueño a más de uno y que el descanso de la comida no hizo siempre honor a su nombre. Ni que las piezas del motor, del equipo motor, no pararon durante esos días en que se engranaban en silencio para que todo saliera perfecto. Pero ya estamos nosotros para contarlo. Tal vez no era esa nuestra misión principal, pero sentimos que era lo que tocaba.

Teníamos un plan, un kit de herramientas listo para su uso y muy claro que había que conocer los entresijos de este proyecto para sumarlo a la incipiente curva de aprendizaje de InnovacionOnTour, pero nuestro plan tal vez no fuera el más adecuado. Contar una historia que está por terminar supone inevitablemente lastimarla; y más, cuando el argumento central de la historia iba a desarrollarse a partir del día en que llegamos. Al análisis no le gustan las prisas y decidimos que la inmersión era la nueva estrategia; que ya habría tiempo para aplicar el kit y que éste debía adaptarse a la situación, que para eso se diseñó como una herramienta abierta. Tocaba meterse y marearse si era preciso dentro de la dinámica general. Lo hicimos, contagiados por el entusiasmo de la “tribu” que se congregó en este singular campamento. Ese entusiasmo, más pegadizo que el calor húmedo de la ribera del río, posiblemente fuera lo más palpable en el ambiente.

Un evento concebido como una mezcla de hackaton y de campamento de verano, buscando del primero la efectividad de la inteligencia colectiva como generadora de soluciones, y del segundo la convivencia e inmersión como elementos multiplicadores, dando el protagonismo a personas que tienen mucho que decir pero que no intervienen en los procesos de diseño de políticas públicas y de toma de decisiones. La idea es tan sencilla como brillante, a tenor de lo que allí (vi)vimos, aunque eso es fácil de decir a toro pasado. Merece valorarse justamente a quienes promovieron y a quienes dieron el visto bueno para su puesta en marcha. No es lo habitual, aunque ya se estén abriendo caminos en alguna de nuestras administraciones.

La dinámica de trabajo se organizó en torno a seis grupos, cada uno de ellos encargado de afrontar un “Reto” con un facilitador al frente de cada uno de ellos: ‘Espacios para la innovación’, ‘Movilidad sostenible’, ‘Cambio generacional’, ‘Videotutoriales para explicar la actividad pública’, ‘¿Quién es quién?’ y ‘Ciudadanía y Junta de Andalucía’ eran los nombres de cada uno de ellos. Tras el acto de presentación, en el que se expusieron los principios generales del HackCamp, la primera mañana se dedicó a definir los retos, planteados en torno a una pregunta previamente determinada, para los cuales había que diseñar unos prototipos. Para el final de la tarde, cada uno de los grupos presentó en una sesión conjunta en el auditorio cómo sería el prototipo que el día siguiente sería evaluado por el grupo de expertos convocados para el testeo de los mismos.

La primera hora de la mañana del segundo día estaba reservada a preparar la presentación al grupo de testeo, que visitó cada uno de los Retos junto a un relator gráfico. Tras escuchar y ver las presentaciones realizadas, evaluaron con indicadores cuantitativos y cualitativos los distintos prototipos, cuya versión final se presentaría en la sesión conjunta del tercer día. Ese día, Raúl Olivan, director de Zaragoza Activa, “asaltó” el campamento hacker con una inspiradora ponencia sobre la apertura de las administraciones desde dentro, tras la cual se expusieron los trabajos definitivos de cada Reto. Como colofón a todo el proceso, se elaboraron el “Manifiesto de los participantes sobre el HackCamp” [i]  y la “Declaración de apoyo a la innovación abierta y al intraemprendiaje en la Junta de Andalucía” [ii], suscrita por las autoridades administrativas.

Contado así parece fácil, incluso rápido. Pero si os decimos que en menos de diez horas un grupo (de desconocidos) hizo un juego de mesa desde cero para promover la transferencia de conocimiento entre distintas generaciones de funcionarios, que otro realizó un vídeo sobre la comunicación en la Administración, que otro diseñó los cimientos de un sistema integral de movilidad, que otro unas propuestas para rediseñar los espacios públicos para hacerlos más amables para el ciudadano y reutilizar el mobiliario…ya tal vez no creeréis que fuese tan sencillo como la fugacidad que sugieren los párrafos anteriores. Estas prisas por contarlo se deben a que no podremos
explicarlo mejor que como lo han hecho diariamente desde ZEMOS98, a cuyas crónicas y relatos gráficos os remitimos al final de este post [iii] Como anécdota muy significativa, os trasladamos la pregunta que hizo uno de los miembros del grupo de expertos: “¿Pero esto lo empezasteis ayer desde cero o ya lo traíais más o menos preparado?”. “Desde cero” fue la respuesta, dejando una elocuente cara de sorpresa en él, que también sirvió para encender chispas en la mirada del resto de grupo de evaluadores.

También se justifican estas prisas como una consecuencia de ese proceso de inmersión que os contamos antes: en lugar de centrarnos en un par de retos, optamos por hacer varias rondas de visita por todos y cada uno de los grupos, recogiendo el momento en el que se encontraban y mostrándolo en las redes sociales para quien quisiera acompañarnos en ese tour. Por tanto, no era posible profundizar en la observación del trabajo que se estaba desarrollando para contarlo con algo de rigor. Una cierta sensación de vacío, de quedarnos a medias, nos acompañó durante esas rondas, pero la compensamos sobradamente siguiendo el recorrido del grupo de expertos en su paso por los distintos Retos, charlando en los descansos con algunos de los participantes, haciendo las microentrevistas a los facilitadores y conversando con los integrantes del equipo motor (IAAP y ZEMOS98) en la trastienda del campamento. Todo ello nos otorgó una visión de conjunto muy valiosa que nos permitió ver qué grande era lo que estaba pasando en ese edificio cerca del río.

Ese trajín de movimientos continuos nos sirvió para valorar lo que no se suele ver, porque no es el foco a donde se dirigen las miradas. Pero para esto también estamos nosotros. Impresionante la labor de los facilitadores. Sin ambages, impresionante. Supieron canalizar y dar sentido al chorro incesante de inquietudes y de ideas que se cocían en cada sala, además de generar un ambiente emocional magnífico, que sin duda contribuyó a un mejor rendimiento personal y grupal. Por su parte, el grupo motor se mostró como una orquesta perfectamente acompasada. No pararon un instante y no hubo detalle que no tuvieran trabajado. Todo salió según lo previsto, a pesar de las dificultades que imponía la metodología de trabajo, siempre con la amenaza continua de la dispersión o del alargamiento excesivo de las presentaciones. Y además fueron unos huéspedes excelentes que nos permitieron movernos con libertad y nos asistieron en todo momento.

Ese trajín, como no podía ser de otra manera, también nos permitió conocer a los protagonistas principales de esta historia: los participantes. Vimos cómo interactuaban, escuchamos sus aportaciones y sus curiosidades y aprendimos de las píldoras de conocimiento que dejaban en unos comentarios cargados de experiencia e hiperrealismo. Percibimos mucha pasión, muchas ganas de hacer y de escuchar y de aprender del resto, con una férrea voluntad de compartir para la mejora común. Vimos, sobre todo, mucho brillo en las miradas; tanto que era contagioso. Acumulaban muchos años en la función pública, muchos jefes, muchos planes implementados y muchas experiencias vividas en la mochila que trajeron al campamento. Una mochila que abrieron siempre para sumar, y en la que se llevaron de vuelta el anhelo de que lo trabajado en el HackCamp tratase de materializarse. 

Para finalizar este relato, nos permitimos citar por partida doble a Raúl Oliván. La primera cita es de un post [iv] suyo previo al evento, la tomamos para afirmar que “algo se mueve” en la Administración; y la segunda, para suscribir dos comentarios del propio Raúl en Twitter [v] al finalizar el HackCamp: “Hay esperanza” y “He visto cosas que vosotros no creeríais. Funcionarios hackers más allá de Orión. Les he visto brillar felices en la oscuridad”. Nosotros también lo vimos. Gracias a todos por permitirnos vivir esta experiencia.
[i] Manifiesto de los participantes sobre el HackCamp

[ii] Declaración de apoyo a la innovación abierta y al intraemprendiaje en la Junta de Andalucía

[iii] Crónicas de ZEMOS98 en la web del HackCampIAAP:

 

[iv] “¿Un campamento hacker para funcionarios?”, en https://raulolivan.com
[v] Todo lo que se contó en Twitter sobre el HackCamp lo puedes leer en el hashtag #HackCampIAAP.

Por: RAFA CAMACHO
Publicado en: INNOVACIÓNONTOUR

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