Félix SerranoDirector en Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF).

El arte de pensar

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PUBLICADO EN: eFUNCIONARIO

Hace unos días leía un twitt con el hashtag #thinkering, e intrigado he realizado una rápida búsqueda, la cual me resulta, aproximadamente, en aquellas actividades relacionadas con el pensamiento, lo que en castellano podríamos denominar como “el arte de pensar”, parafraseando el famoso libro “El zen en el arte del tiro con arco“.

Relacionamos así “el arte de pensar” con lo que Daniel Kahneman entendía con pensamiento profundo, en su libro “Pensar rápido, pensar despacio“. Tendemos a creer, intuitivamente, que el “pensamiento ligero” o pensamiento rápido o automatizable es la tarea que podemos delegar con tranquilidad en las máquinas; pero para muchos de nosotros el pensamiento lento, el pensamiento profundo, “el arte de pensar” sigue aún siendo una tarea reservada a los humanos.

Por ello no parece haber [todavía] una gran preocupación social por los efectos de la robótica y la inteligencia artificial en el futuro del empleo, de nuestra vida y de nuestra sociedad. Además, la pretendida “inteligencia artificial” no es algo nuevo; se lleva hablando de ella muchos años. Sin ir más lejos, en este mismo blog, publiqué un artículo, fechado en 1990,  en el que se incluía un capítulo dedicado a las aplicaciones de la Inteligencia Artificial en la composición musical.

Las Administraciones Públicas españolas no parecen estar dando todavía los pasos necesarios para abordar estas cuestiones. En la mesa sobre El impacto de la inteligencia artificial y la robótica en el futuro de la administración pública del pasado CNIS 2018, planteaba en una primera ronda la exposición de acciones concretas que se estuviesen realizando en el campo de conocimiento de los ponentes (sanidad, educación, hacienda y función pública, agenda digital), y mi conclusión provisional es que, aunque hay muchas expectativas, todavía no hay muchas acciones en marcha, al menos en los ámbitos presentes en la mesa.

 

Dicho lo anterior, en la mesa se realizaron interesantes planteamientos de cómo abordar esta convivencia hombre-máquina en el futuro: el desarrollo de la “marca personal humana” que propuso Gerardo Bustos, quien también hizo las preguntas apropiadas respecto a las necesidades de evolución de las RPTs y estructuras administrativas, de los procesos de selección de los futuros empleados públicos, y de la forma adecuada de medir la productividad del funcionario.

Jesús Moreno incidió en la cuestión de que una educación orientada a preparar al alumno para la superación de exámenes y obtención de aprobados como objetivo principal corre el grave riesgo de que, a fecha de hoy, los sistemas artificiales son ya superiores a la mayoría de los humanos en la realización de estas pruebas, y estaríamos formando a nuestros estudiantes para un futuro perdedor frente a las máquinas.

Por ello el Ministerio de Educación está ya trabajando para introducir la programación, robótica e inteligencia artificial en el currículo, bajo la premisa de que, según predijo C. P. Snow en 1961, todas aquellas personas que no entiendan cómo funcionan los algoritmos, están condenados a ser dominadas por ellos.

Para Juan Carlos Ramiro, todas las tecnologías que puedan incorporarse en apoyo de las tareas que realizar el ser humano son positivas, no sólo las que tienen algún tipo de discapacidad, sino cualquier ser humano, ya que en algún aspecto o etapa de su vida puede beneficiarse de este apoyo. Ahora bien, esta perspectiva tan positiva sólo se puede conseguir si sabemos anticiparnos y prepararnos. Para ello no hay que esperar a que lleguen cosas nuevas, muchas de las tecnologías que ya tenemos, como los smartphones, son fabulosas herramientas que todo lo que necesitan es que aprendamos a sacarles el máximo partido.

Por su parte, Carlos Maza puso de manifiesto de que, por ejemplo, la tramitación administrativa automatizada, que ya estaba prevista en la ley 11/2007, ha sido todavía muy poco desarrollada en la práctica. De hecho la Agenda Digital para España no incluye expresamente ni la inteligencia artificial ni la robótica, aunque incluye el Plan de Impulso de las Tecnologías del Lenguaje, lo que dio pie, en el turno de preguntas, a un interesante debate sobre el posible uso de los chatbots en la Administración Pública.

En su turno de cierre, Carlos planteó el posible impacto en el empleo, no sólo en las AAPP sino en la sociedad en general, y las dificultades que pueden tener para adaptarse a estos nuevas demandas laborales muchos de los trabajadores actuales, para los cuales un simple plan de formación y actualización puede no ser suficiente.

Efectivamente, se detecta que existe una clara preocupación por el impacto de la IA y la robótica a nivel internacional. En el informe de la OCDE Computers and the Future of Skill Demand se compara las habilidades en materia de alfabetización, aritmética y resolución de problemas (literacy, numeracy and problem solving) entre humanos y máquinas, y encuentran que sólo el 13% de los trabajadores realizan estas tareas con niveles de eficacia mayor que las máquinas.

La propia OCDE celebró en París en octubre de 2017 una conferencia denominada IA: Máquinas Inteligentes, Políticas Inteligentes (“AI: Intelligent Machines, Smart Policies”, Paris, 26-27 October 2017 ) cuyo discurso de apertura corrió a cargo de Garry Kasparov, primer humano en ser derrotado por una máquina en un típico ejemplo de pensamiento profundo, como es el juego del ajedrez.

 

En dicho evento, dando por sentada la inevitable llegada de la revolución IA, se realizan inevitables planteamientos, como por ejemplo las necesidades regulatorias inherentes a la toma de decisiones por los algoritmos, que además deben estar sujetos a consideraciones muy humanas como transparencia y rendicion de cuentas, tal como plantea Nicolas Miailhe en Harnessing the power of collective intelligence to govern the rise of AI: the case of “algorithmic transparency & accountability” .

El propio Parlamento Europeo ya aprobó un texto con Recomendaciones destinadas a la Comisión sobre normas de Derecho civil sobre robótica (2015/2103(INL)) que aborda de forma amplia estas cuestiones, incluida una definición de robot, cinco principios éticos de aplicación a la robótica, la creación de una Agencia europea para la robótica, cuestiones de propiedad intelectual y tratamiento de datos, normalización y seguridad, y numerosas recomendaciones sectoriales en el campo de los vehículos autónomos y drones, robots médicos y asistenciales, educación y empleo, y medio ambiente.

En el informe “50 estrategias para 2050” recientemente publicado por la Fundación Telefónica, se realiza el diseño de tres escenarios posibles para ese futuro no tan lejano. El peor de dichos escenarios es el denominado “Un futuro incierto“, derivado de una falta de preparación para el futuro:

Hacia 2050, las decisiones erróneas adoptadas a principios de siglo muestran sus efectos más negativos. Tuvimos una visión cortoplacista y nos faltó una perspectiva económica global, por lo que fuimos incapaces de anticipar la sucesión de cambios que se iban a producir. La IA, la robótica y las nuevas formas de impresión tridimensional han dejado obsoletas muchas de las actividades que se desarrollaban en torno a 2020.

Los lobbies corporativos impulsaron las medidas que generaban rendimientos a corto plazo, y la mayoría de sistemas políticos y económicos del mundo no apostaron por una planificación estratégica a largo plazo. Por ello, no se aprobaron políticas para prever los impactos del crecimiento del desempleo en el mundo, especialmente en los países de rentas medias y altas.

Afortunadamente, el mismo informe propone una serie de estrategias para no llegar a este escenario, como:

  • Generalizar la educación digital e integrar las TIC en la docencia
  • Incorporar sistemas de inteligencia del mercado de trabajo a las políticas educativas y de empleo
  • Potenciar el rol público para el impulso del avance tecnológico.
  • Mayor implicación de las Administraciones para promover
    el uso de las tecnologías.
  • Convertir la estrategia nacional sobre tecnología en una política
    de Estado, al margen del debate partidista
  • Aplicar la IA a la definición de políticas públicas

Entre otras muchas (hasta 50) de las cuales he elegido sólo algunas que me parece están más relacionadas con el debate en cuestión.

Debate que, como en la mesa del 5 de abril pasado, es tan amplio, que igual que se nos quedaron cortos los 50 minutos del debate, se me queda corto este artículo para desarrollar muchos de los aspectos implicados.

Pero no querría concluir sin una última reflexión, relacionada con cómo percibimos las personas el impacto de la transformación digital acelerada, y en particular esta nueva vuelta de tuerca, en la cual la tecnología parece amenazar la esencia de lo que es el ser humano: la capacidad de pensar profundamente, y todo lo que se relaciona con ella, no sólo cuestiones matemáticas, económicas o jurídicas, sino otras más íntimamente humanas, como la filosofía, o el arte.

Pero no olvidemos que todo ello no es ni mas ni menos que el último capítulo, hasta ahora, de la evolución de la mente humana a lo largo de los siglos. Si será el capítulo final, o habrá otros, por supuesto nadie lo sabe, pero no es ajeno: lo que sucederá a continuación depende de nosotros. Pongámonos por tanto a la tarea de preparar el futuro.

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