Elena Alfaro Gerente en el área de Business Discovery, experta en Smart Cities, BBVA.

Las ciudades inteligentes a fondo. Entrevista con Elena Alfaro – experta en Smart Cities, BBVA

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PUBLICADO EN: TICbeat

El BBVA Innovation Center está ubicado en un espacio emblemático en pleno Madrid. Un palacio de1920 del arquitecto Joaquín Pla Laporta, que en sus orígenes perteneció a los Condes de Guevara. Antes de cruzar el umbral de la puerta del BBVA Innovation Center a uno, haciendo el paralelismo con la canción de Burning de los años 80 en mitad de la Movida madrileña, se le ocurre preguntarse ¿qué hace un Banco como tú en un tema como este? ¿Qué cuál es el tema? Pues bien, venimos a hablar de Smart Cities o ciudades inteligentes.

Al entrar la cosa cambia de forma radical y al primer vistazo percibes un luminoso y colorista centro de trabajo donde gente con talento e inquietudes, ya sean empleados o visitantes, se reúne para crear el futuro, explorar horizontes, experimentar, testar, aprender y compartir.

Nos recibe Elena Alfaro, Gerente en el área de Business Discovery, experta en Smart Cities, BBVA. Nos conduce a una sala que parece una suerte de Canvas en tres dimensiones, repleto de planos, anotaciones, ideas escritas en post-it para nada colocados al azar, mapas de relaciones, fotos e informes en fases preliminares. Es en esta sala, similar a otras del Innovation Center en las que se están desarrollando temas centrales de forma monolítica, donde se cuecen todos las ideas que más tarde germinarán en proyectos y se analiza el impacto que la evolución hacia la Smart City tendrá, no sólo en el negocio del Banco sino de qué forma este nuevo paradigma de la inteligencia en el manejo de ingentes volúmenes de información puede ayudar a la evolución de la Sociedad mediante la generación de nuevos servicios de valor añadido.

Entre esos Proyectos se encuentra el ambicioso ‘Smart Cities: The Streets of BBVA’, todavía en fase Beta, que fue presentado hace poco más de dos semanas durante la Smart City Expo que tuvo lugar en Bacelona. En el mismo se realiza un estudio espacio-tiempo pormenorizado de las transacciones comerciales de Madrid y Barcelona en determinados momentos del año. Sin duda un ejemplo interesante de combinación de datos para poder conocer las zonas calientes de las ciudades y con ellos intentar inferir qué tipos de servicios pueden ser susceptibles de ser utilizados por los ciudadanos que, por otro lado, suponen la piedra angular del concepto Smart City.

Pregunta. Según diferentes expertos, cada año se añade el equivalente de 7 ciudades de Nueva York al planeta y se estima que en el año 2050 se haya duplicado la población urbana. En este contexto, ¿cuáles son los retos que las ciudades tienen por delante?

Respuesta. Lo más importante es que esto ocurra de una forma planificada, ya que lo crítico no es que se migre a la ciudad, sino que al final más de la mitad de nosotros hemos acabado viviendo en el 1,5% del territorio habitable (y la tendencia sigue), lo cual genera una tensión de recursos evidente.

Es complicado definir los retos, ya que este “añadir 7 ciudades de NY” tiene diferentes formas de materializarse:

1. Con ciudades de nueva construcción, cuyo mayor reto es atender a una planificación que tenga en cuenta la sostenibilidad en todos los sentidos. Además estas ciudades no son grandes de entrada, sino que van creciendo con el tiempo.

2. Con la migración a ciudades ya existentes, con un reto grande a la hora de acomodar e integrar a más habitantes de una manera más o menos ordenada. En este caso se trata de planificar el crecimiento de unas infraestructuras que en muchos casos están ya muy anticuadas.

3. Con el propio crecimiento orgánico de las poblaciones ya urbanas, sobre todo en los países emergentes, con un reto similar al anterior.

P. ¿Cuáles son en su opinión los pilares de las Smart Cities?

R. Para nosotros los pilares de una Smart City son la calidad de vida, la eficiencia y la sostenibilidad, en sentido amplio.

Pero esto solo se puede conseguir si desarrollamos la capacidad de usar la información adecuadamente para la toma de decisiones. Y hoy día la tecnología hace que el tipo de información con la que contamos dé un salto cualitativo, ya que por un lado permite conocer cuál va a ser el impacto o las consecuencias de nuestras acciones, y por otro lado permite la autogestión de muchos elementos de la ciudad, todo ello en base a esta información.

P. ¿Cuáles son los puntos fuertes de las ciudades españolas y cuáles de éstas se encuentran a la cabeza y por qué?

R. Dado que el concepto Smart City es tan amplio y engloba tantos tipos diferentes de proyectos podemos encontrar ejemplos de buenas prácticas en muchas ciudades españolas. Sin ánimo de ser exhaustiva, se me ocurren:

-Santander, por ser uno de los laboratorios más importantes de sensorización urbana a nivel mundial.

-Málaga, por su proyecto de eficiencia energética, también reconocido a nivel mundial.

-Barcelona, por el plan a largo plazo de construir una Smart City a partir de muchos núcleos o barrios autosuficientes y superconectados, así como por la gestión horizontalizada de su información.

-Madrid, por cosas más concretas como la red de autobuses EMT, de las más avanzadas del mundo, o sus centros de control integrados (Policía, Samur y Bomberos).

-Zaragoza, por sus proyectos Milla Digital y tarjeta ciudadana, entre muchos otros.

-Bilbao, San Sebastián, San Cugat…

P. ¿Y en el caso de Latinoamérica?

R. Quizás en Latam hay menos ejemplos “bandera” (como ocurre en Europa o Asia), pero el desarrollo va a ser muy rápido, ya que en estas regiones la crisis no ha afectado como en Europa o Estados Unidos, e incluso están creciendo a buen ritmo.

Hay varios proyectos en Brasil con algún ejemplo ya clásico como Curitiba, (con su red de transporte y autobuses), y se están modernizando muchas infraestructuras en Rio, dados los importantes acontecimientos que acogerá en los próximos años.

Otras megaurbes como Ciudad de México y Buenos Aires también tienen
planes ambiciosos de modernización y de muy largo plazo, como es el caso de Buenos Aires 2060

P. ¿Es o será exitosa una ciudad inteligente más basada en criterios económicos que en criterios sociales? ¿Cuál deber ser el centro una ciudad inteligente?

R. Evidentemente el centro de una ciudad inteligente debe ser el ciudadano. Y en realidad las decisiones que se tomen deben de responder a los tres criterios mencionados al principio: calidad de vida, eficiencia y sostenibilidad. Si no se atienden a los tres a la vez, serán decisiones equivocadas, que pueden arreglar cosas a corto plazo, pero que se demostrarán inadecuadas. Por ejemplo, no se puede hacer más eficiente (más barata) la gestión de una infraestructura, pero que de un peor servicio al ciudadano, o que contamine más. Nadie aceptará de su gobierno cosas así.

P. Sabemos que gracias al manejo y análisis de la información que se genera en el entorno urbano, ciudades como Madrid han conseguido mejorar la coordinación de recursos en situaciones de emergencia reduciendo con ello los tiempos de respuesta en un 25%. ¿Qué otras mejores prácticas a nivel mundial nos podría relatar de forma resumida?

R. Según un reciente estudio de IDC, solo con el cruce de datos entre diferentes ámbitos se pueden reducir los costes de operación en un 30%. Hay muchos casos y en muchos ámbitos. Ejemplos:

-Tráfico: Casos de Londres y Estocolmo, que han reducido considerablemente el tráfico en el centro de la ciudad y mejorado la calidad del aire, o Singapur, que además cuenta con información en tiempo real de todo el tráfico de la isla gracias a la sensorización de sus 20.000 taxis

-Administración electrónica, que en ciudades como Edimburgo, Madrid y muchas otras mejoran el tiempo empleado en trámites a la vez que reduce los costes de gestión

-Colaboración ciudadana, gracias a la cual se solucionan a mayor velocidad los problemas que los propios ciudadanos detectan y reportan, como en el caso de NY, con el servicio 311.

-Malta, Ámsterdam, Málaga, con su implementación de soluciones “grid” de energía (que no deja de ser una conversión de la red eléctrica en una red de información para la toma de decisiones) permiten ahorrar en el consumo a la vez que se reduce la emisión de gases.

P. ¿Cómo puede una empresa como el BBVA beneficiarse de las ciudades inteligentes? Y, por otro lado, ¿qué puede aportar?

R. Creo que de lo que puede beneficiarse está directamente relacionado con lo que pueda aportar.

BBVA, como banco presente principalmente en las áreas urbanas, evoluciona también para adaptarse a las necesidades de los ciudadanos y hacerles la vida más sencilla. Además desde un punto de vista del negocio bancario, esta nueva capacidad de uso de la información generará nuevas transacciones que alguien tendrá que medir y gestionar. Por ejemplo, cuando se pueda medir cuánto recicla una familia, o cuánto usa el transporte público, y se decida premiarle por ello a través de una bajada de impuestos, o una acumulación de “bonus”, surgirán nuevas transacciones de información y en algunos casos de pago que una entidad como nosotros es capaz de gestionar.

Pero además hay que tener en cuenta lo que podemos aportar desde el punto de vista de la innovación más allá de nuestro negocio, como grandes gestores de información en tiempo real que somos, y dada nuestra capilaridad a la hora de ofrecer servicios

P. ¿Se está trabajando desde el BBVA en el desarrollo de tecnología aplicable a las smart cities? Cuéntenos algún proyecto en el que estén trabajando en este momento y cuáles son los objetivos primordiales del mismo.

R. En el Centro de Innovación estamos trabajando en un proyecto que trata de reutilizar la información que generamos diariamente por el uso de las tarjetas de crédito en los entornos urbanos. Cada vez que se produce un pago, independientemente de quién lo haya hecho, tenemos un dato que nos habla de lo que está pasando en la ciudad, y que la describe. Por ejemplo, podemos ver con bastante exactitud cuales son las calles o barrios donde se da un tipo de actividad comercial u otra dependiendo de la hora o del día o del día de la semana, y también podemos identificar de dónde se atrae a la gente a determinadas áreas de la ciudad. Toda esta información puede ser muy importante a la hora de decidir llevar a cabo una actuación pública, el rediseño de un servicio urbano o la apertura de un negocio. Además, el potencial es muy grande si esta información se combina con otras fuentes de información, cosa que es posible, como ya estamos demostrando con algunos ejemplos de cruce con información de redes sociales, etc.

Las tecnologías empleadas por ahora tienen que ver sobre todo con conceptos de Big Data y de visualización de información compleja.

P. ¿De qué manera el desarrollo de las ciudades inteligentes puede afectar a la privacidad?

R.Este es un tema muy importante que se ve afectado por la proliferación de las tecnologías ubiquas o pervasivas. Hoy prácticamente todo lo que hacemos deja un rastro digital con coordenadas espacio-temporales que queda registrado en algún sitio. Hay que ser increíblemente cuidadosos a la hora de identificar posibles usos de la información sin utilizar datos personales. Es decir, que se use la información para mejorar la “inteligencia de la ciudad”, y no tanto para determinar oportunidades de venta a personas concretas, a no ser que esas personas accedan a ello. En nuestro proyecto esto es una prioridad, hasta el punto que los datos nos llegan ya como anónimos o enmascarados de acuerdo con la ley, de forma que no hay manera de identificar a ninguna persona o lo que haya hecho. Nosotros creemos que hay muchas posibilidades en el uso y explotación de la información agregada, no personal. Digamos que nos interesa el qué, el dónde y el cuándo, pero no el quién.

P. La implantación de sistemas de datos y servicios que apoyen la generación de ciudades inteligentes en áreas como el gobierno, la educación, el transporte, el saneamiento, las emisiones, etc. suponen un coste. ¿Puede esto representar una barrera?

R.El coste siempre es una barrera, y más en tiempos de crisis. Por ello surgen nuevas formas de abordar los grandes proyectos de infraestructuras, como las famosas PPPs (public-private-partnerships), o las concesiones a largo plazo de varios servicios en bloque, donde la inversión inicial es realizada por una empresa privada a cambio de asegurarse su gestión durante varios años, y donde se negocian unos KPIs.

Por otro lado, cuando estamos hablando de reutilización de datos ya existentes (como es el caso de nuestro proyecto), el reto está más en la voluntad de colaboración y en la creatividad a la hora de buscar nuevos usos de valor a los datos, que
en grandes inversiones.

P. ¿Sin Open Data y la implantación de Leyes de Transparencia no hay Smart Cities?

R.Me parece una afirmación demasiado categórica, dada la amplitud del término smart cities. Y tampoco me parece que sea lo mismo la utilización de los datos para crear servicios de valor que la transparencia en la gestión a la que están obligados los gobiernos. De hecho, a veces matar estos dos pájaros de un mismo tiro lleva a portales Open Data sin mucha utilidad.

P. ¿Qué nivel de implantación veremos en su opinión en Europa en los próximos 5 o 10 años?

R.Mucha, espero, tanto desde el ámbito público como del privado. Pero siempre y cuando se demuestre que la utilización de estos datos aporta valor, tanto a la ciudad como a las compañías que decidan reutilizar sus datos para que otros construyan sobre ellos. Si esto no se demuestra (a través de ejemplos concretos y prácticos), los Open Data quedarán como parte de la estrategia de imagen de los gobiernos, y poco más.

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