Sierra Nevada formará parte del Proyecto Glochamost

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La UNESCO reconoce el importante papel de Sierra Nevada en el seguimiento del cambio climático y de sus efectos. La labor de la Consejería de Medio Ambiente permite a este enclave ser uno de los diez únicos del mundo en formar parte del ‘Proyecto Glochamost’.

El espacio natural de Sierra Nevada ha sido seleccionado por la UNESCO como uno de los diez únicos enclaves mundiales incluidos en el ‘Proyecto Glochamost’, cuyo objetivo es estudiar los efectos del cambio climático y desarrollar estrategias de adaptación. Este programa permanecerá vigente hasta 2012 y es heredero del anterior ‘Proyecto Glochamore’, con el que el mencionado organismo de Naciones Unidas puso en marcha una red internacional de 28 observatorios del cambio global en regiones montañosas, de la que Sierra Nevada ya formaba parte.

La continuidad del enclave andaluz en esta nueva fase de estudio se debe al importante avance de gestión que ha supuesto su observatorio, impulsado y financiado por la Consejería de Medio Ambiente, y que cuenta con la coordinación científica de la Universidad de Granada. Los resultados han dado lugar a un informe que estudia los efectos de este fenómeno desde ópticas tan diversas como la biodiversidad, los usos hídricos y de suelo, o los factores socioeconómicos. Su posición geoestratégica en el Mediterráneo, al sur de Europa y al norte de África, y su singular carácter montañoso le hacen ser especialmente sensible a los procesos de cambio global (entre los que se incluye el cambio climático), lo que ofrece una oportunidad única para estudiar las consecuencias de estos fenómenos.

Esta circunstancia ha motivado que Sierra Nevada haya sido incluida en el selecto grupo de observatorios del ‘Proyecto Glochamost’. Los objetivos del mismo son realizar un seguimiento de los procesos ambientales que permita diagnosticar el estado de los sistemas naturales frente al cambio global; poner en marcha un modelo de gestión para construir capacidad de adaptación del medio; divulgar tanto los resultados de los trabajos como las metodologías y experiencias acumuladas durante la ejecución del proyecto; y establecer mecanismos para organizar y manejar toda la información generada a fin de que derive en conocimiento útil para gestores, científicos y agentes socioeconómicos.

En este aspecto, Sierra Nevada se encuentra en una situación privilegiada, puesto que en su entorno ya se han empezado a aplicar proyectos a partir de resultados obtenidos con el programa de seguimiento y derivados de diferentes líneas de investigación aplicada. Respecto a la metodología de seguimiento, cabe destacar que el Parque Nacional y el Parque Natural cuentan con un completo sistema de indicadores, homologados internacionalmente, que permite medir 116 parámetros vinculados a diferentes disciplinas –clima, atmósfera, fauna, flora, recursos de nieve y agua, plagas, enfermedades, economía rural, entre otras–. Entre los sensores más sofisticados, están los dedicados a determinar la variación de los flujos de carbono en formaciones vegetales de interés, los que permiten cuantificar las deposiciones de polvo sahariano, o los que miden las variaciones de radiación solar en la alta montaña .

En cuanto a proyectos aplicados para contribuir a la adaptación de nuestros ecosistemas ante los procesos de cambio, destacan los relacionados con la naturalización y diversificación de masas forestales de repoblación, así como la restauración de zonas afectadas por incendios. Ambas iniciativas configuran un nuevo ‘monte mediterráneo del siglo XXI’, caracterizado por la heterogeneidad, la diversidad de especies, la diversidad funcional, la mayor resistencia y capacidad de recuperación ante plagas o incendios y la integración de la población local en la ordenación y mejora de los usos y aprovechamientos. Igualmente, en este espacio natural se trabaja para disminuir la vulnerabilidad de sistemas naturales singulares como robledales y enebrales-sabinares, con medidas que favorezcan la calidad del hábitat y las condiciones de regeneración y propagación.

Las inversiones asignadas a estos proyectos suponen un esfuerzo importante de la Consejería de Medio Ambiente. Los trabajos para la naturalización y diversificación de masas forestales y repoblación, que inciden sobre mayor superficie, han sido los mejor dotados económicamente 12,2 millones de euros. Con presupuestos menores, pero igualmente importantes, se encuentran la restauración tras el incendio de 2005 (3,1 millones de euros), los sistemas de seguimiento e información (2,5 millones de euros), la restauración y adaptación de los sistemas fluviales (584.000 euros) y la conservación de formaciones vegetales vulnerables (807.000 euros).

FUENTE: Junta de Andalucía

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