Emilio GarcíaFuncionario del Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información.

Unas notas sobre #Innovacion y compra pública

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PUBLICADO EN: SOMOS DIGITALES

Con motivo de mis actividades profesionales, me he cruzado en diversas ocasiones con el concepto de utilizar la compra pública como palanca de innovación y el I+D. La idea, viniendo en mi vida profesional de un entorno de I+D, siempre me pareció una buena solución para hacer realmente de Europa la economía más dinámica del mundo que se persigue (sin éxito) desde la Estrategia de Lisboa (año 2000).

Si bien los primeros encuentros con la idea los tuve revisando por interés personal la estrategia “Union para la Innovación”, otro de los ejes de la política Europa 2020 junto con la Agenda Digital, el aterrizaje nacional lo tuve unos meses más tarde. Concretamente, el primer encuentro lo tuve en la legislatura anterior, donde tuve que realizar una revisión de la “Estrategia Estatal de Innovación (E2i)”. Allí como uno de los ejes de la estrategia aparecía hacer uso de la “Demanda Pública”.

Uno de los resultados de la E2i es una “Guía de Compra Pública Innovadora (CPI)”. En la cual figuran los conceptos básicos de cómo hacer uso de las herramientas de contratación pública para realizar “Compra Pública de Tecnología Innovadora (CPTI)” y, en menor medida, “Compra Pública Precomercial (CPP)”. La diferencia básica entre ambos tipos de compra es la orientación de la primera hacia la adquisición de productos innovadores disponibles para dar servicio, mientras la segunda está orientada a contribuir al desarrollo conjunto de productos de I+D. Ni la CPTI ni la CPP son tipos de contratos específicos, sino que haciendo uso del modelo de contrato de Colaboración Público Privada y el diálogo competitivo como herramienta se realiza la compra pública orientada a innovación o I+D.

A pesar de haber sido activado en la Plataforma de Contratación del Estado un tipo de compra denominado “compra publica innovadora”, una consulta a la misma permite constatar el poco uso o poco registro de la compra con características de innovación. Algo similar sucede con una consulta por el uso en general del modelo de contratación “Colaboración Público-Privado”, que no deja de ser la herramienta básica de la CPI, y que llevó recientemente a reclamar en algún periódico la necesidad de una oficina de colaboración público-privada.

Con motivo de preparar la participación en un proyecto europeo, he tenido que ahondar en lo relacionado con el modelo de CPP. Un excelente punto de partida para ello ha sido la comunicación de la Comisión Europea “La contratación precomercial: impulsar la innovación para dar a Europa servicios públicos de alta calidad y sostenibles”. Tratar de dar respuesta a los complicados retos sociales a los que nos enfrentamos, mediante un modelo de contratación público-privado en el que se compartan riesgos y beneficios de la I+D fomentando un mercado en competencia, se plantea como el objetivo de la CPP.

El modelo de CPP se basa en la sucesiva exploración de soluciones, construcción de prototipos y desarrollo de primreros productos en colaboración público-privada, mediante un diálogo competitivo con una serie de actores del mercado privado. El amparo legal sería una contrato marco que definiera que se quiere obtener, las fases que se van a desarrollar y como se va a ir desarrollando la eliminación de actores (así como las compensaciones por sus esfuerzos) en las distintas fases. El siguiente gráfico resumen el ciclo de contratación pública precomercial.



El modelo CPP es complejo, y, combinada la complejidad con el momento de crisis, no es extraño el escaso uso hasta ahora,
aunque lo último debiera incitar a su uso. Existen sin embargo prácticas que pueden ser útiles para convertirse en un efectivo usuario del modelo. Una guía de prácticas aplicables tanto a la CPP y CPTI pueden encontrarse en “Guide on dealing with innovative solutions in public procurement “.

En la misma se dan los siguientes consejos:

– Ser un cliente inteligente, informando lo antes posible de nuestras necesidades.
– Consultar con el mercado antes de realizar la licitación.
– Involucrar de modo temprano a todos los actores con participación en todas las fases posibles.
– Dar libertad al mercado para ser creativos dando especificaciones de necesidades y no resultados.
– No buscar la solución económicamente más barata, sino la más efectiva y sostenible.
– Hacer uso de los medios electrónicos durante el proceso (e.g. wikis para requisitos o licitación electrónica).
– Realizar una gestión adecuada de los riesgos, identificando los mismos y los responsables de evitarlos.
– Incentivar la innovación mediante políticas adecuadas de los derechos de propiedad intelectual de las soluciones.
– Desarrollo de un plan de implementación incluyendo un seguimiento adecuado.
– Aprendizaje de la experiencia para el futuro.

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